PIJUS MAGNIFICUS

Buenas a todos, amados lectores, con este título a más de uno se le habrán abierto mucho los ojos pensando que, por fin, voy a hablar de los penes de los ballenatos, pero nada más lejos de la realidad… Este título, en sentido homenaje a la vida de Brian, me sirve para hablar de una especie sobre la que he hecho un estudio: LOS PIJOS.

Yo soy un chico que ha vivido siempre en un barrio obrero de una ciudad dormitorio, por lo que los pijos eran para mí todo un misterio hasta que conocí a una chica cuando yo tenía los 15 o los 16 años, ella me introdujo en este apasionante mundo de cocodrilos y oseas.

Esta chica se enrolló conmigo (pobre!) y un buen día me presento a sus amigos… estos chicos tenían pantalones que no eran vaqueros ni de chándal, llevaban los jerséis de los domingos (pero sin pelotillas) sobre los hombros y hablaban muy raro, un mundo nuevo se abría para mi. Aquella historia acabó en el mismo momento en el que uno de esos chicos pidió una cerveza con limón en un garito de punkies (al que humildemente les llevé) tachándola de “bebida sofisticada”. La historia acabo pero mi afán por conocer a estos seres me ha llevado a hacer un estudio que ya me han pedido varias universidades.

Ha sido arriesgado, me he metido en lugares en los que negaré siempre haber estado, he hablado con gente a la que he tenido que grabar para poder entender lo que me decían… cual Félix Rodríguez de la Fuente, he estado ojo avizor, observando a esta rama social…

Voy a empezar por la vestimenta, los pijos se visten raro, no suelen usar vaqueros, llevan pantalones de pinzas (así los llaman, pero yo no vi ninguna pinza, ni de madera ni de plástico), y camisas o polos (que son como camisetas, pero con un cuello que te roza el ídem) con un cocodrilo o un hombre a caballo en el pecho (imagino que serán los grupos que escuchan). Ah! Y siempre llevan zapatos (lo que os digo, raros, raros…).

Lo que mas me impresiono del mundo es su manera de hablar, ininteligible, dicen OSEA! que vale, que nosotros nos cagamos en el copón, repetimos tronko y decimos muchos tacos, pero ellos usan el puto osea para todo. Algo así es una conversación real, repito REAL:

-Yo: Hola, tío, ¿Qué tal?
-Pijin: Eehhmmm, bien, osea, bien, osea no, osea bien, eeeeeeee, si, estoy bien, osea bien, osea guay.
-Yo: ¿Tienes una soga para ahorcarme?
-Pijin: Halaaaaaaaaaaaaaa, osea no, ¿para que? ¿Para que? ¿Para que? Osea no, no tengo, ¿una soga? Que fuerte, osea no, no tengo osea, no.

A parte de hablar así, sus conversaciones son completamente banales, casi siempre orientadas hacia el mundo de la moda, cotilleo y critiqueo, por vuestro bien mental, no intentéis tener una conversación con uno de estos seres, porque entre los oseas y el contenido de la conversación, he conocido auténticos casos de combustión espontánea.

Un último consejo, aprendido en mi estudio, los pijos parecen inofensivos, pero no lo son, si los veis, huid, corred insensatos corred, y nunca, jamás miréis atrás.

Un abrazo.